Explicando el dolor

Como podrás imaginar, debido a mi profesión, el dolor está muy presente en mi día a día. Como fisioterapeuta y osteópata sirvo de fulcro a las personas que acuden a mí para recuperar la movilidad, para lograr que ésta se dé sin dolor y para cortar en lo posible el bucle del dolor crónico. He de reconocer que no siempre es fácil. No es lo mismo un dolor agudo, que ha comenzado de manera muy definida (un golpe, un tirón, una caída, etcétera), que un dolor que aparece de manera insidiosa, sibilina, que no sabemos a qué achacar y que encima se perpetua en el tiempo y parece no encontrar solución con nada. Ahí entramos en los cajones desastre que agrupan síndromes que cursan con dolor: fibromialgia o migraña por citar dos de los más conocidos.

Y dicho todo esto, ¿qué es en realidad el dolor? ¿Por qué se produce? ¿Estamos preparados para tratarlo? ¿Sabe nuestra sociedad occidental relacionarse adecuadamente con él? Empezando por el final, creo que no, que nuestra sociedad, en general, no sabe enfrentarse adecuadamente a las sensaciones dolorosas ni está preparada para relacionarse de manera adecuada con el dolor. Se nos ha enseñado a temer al dolor y frecuentemente la reacción de la gente cuando lo percibe es la de tomar un analgésico que lo calme. Demasiadas veces se confía en la eficacia de los fármacos sin reflexionar en un hecho, y es que la naturaleza no deja nada al azar, y el dolor constituye un mensaje de alarma que hemos de interpretar.

En el imaginario de muchas personas existe la idea de que el dolor se activa frente al daño de los tejidos y lo normal es que sea así. Si nos damos por ejemplo un golpe en la frente lo más probable es que aparezca un chichón, es decir una inflamación que tiene por objetivo reparar los posibles daños en la zona. El golpe puede activar receptores de presión o de elongación y la propia inflamación puede mantener ese bucle activado, provocando una sensación dolorosa. Sin embargo, cuando poco a poco la inflamación vaya cediendo y reabsorbiéndose, los receptores que se conocen como nociceptores se irán desactivando. Los nociceptores no son como podría pensarse receptores de daño per se, son receptores de nocividad, es decir, de amenazas para el cuerpo: pueden ser amenazas mecánicas (presión o elongación), térmicas, químicas… Ese mensaje que transmiten al cerebro debe luego interpretarse y en esa interpretación el cerebro no solo utiliza la información de los nociceptores sino también otras como pueden ser la información vivencial previa y la cultural que esté en relación. Además, en función de la situación, el mensaje podrá ser evaluado como más o menos importante.

¿Qué creo que deberíamos enseñar a nuestros hijos con respecto al dolor?

  1. El dolor es una ALARMA. Si hay dolor debemos preguntarnos qué ha pasado. ¿Nos hemos dado un golpe? ¿Nos hemos clavado o cortado con algo? ¿Es posible que tengamos una infección? En base a qué veamos que ha ocurrido actuaremos de una manera u otra. Sólo por poner algunos ejemplos:
    • Si hay un golpe, ¿puede ser una fractura o una lesión de los tejidos blandos? (Esguince, distensión, rotura…)
    • Si un objeto ha atravesado nuestra piel será necesario frenar la posible hemorragia, ver si el objeto en cuestión está oxidado, etcétera.
    • Si nos duele la boca y vemos que la encía está inflamada tal vez podamos sospechar de una infección y necesitemos antibiótico.
  2. Necesitamos saber qué pasa (diagnóstico) para saber qué hacer (tratamiento). No se trata igual una fractura de un hueso que un esguince leve y hay según qué dolores que no responden a la medicación de venta libre. No digo que consultemos por un rasguño, pero ante la duda, siempre pedir consejo a un profesional sanitario. Hemos de usar el sentido común para saber discernir qué situaciones requieren de ayuda especializada y cuáles pueden solventarse con los cuidados en casa, pero siempre que dudemos creo que es mejor pecar por precavidas que por no haber acudido pronto al médico.
  3. A medida que el tejido va sanando, el dolor va cediendo.
  4. Si el dolor no cede con el tratamiento y los cuidados en un tiempo razonable, aunque en principio nos haya parecido que la situación no es grave, es necesario consultar con un médico que valore qué está pasando.
  5. Hay personas que sienten dolor pero NO tienen DAÑO en sus tejidos, esto ocurre porque el dolor es una sensación que elabora el cerebro con diferentes informaciones que le llegan y puede a veces equivocarse al interpretarlas. ¿Cuándo ocurre esto? Por ejemplo cuando tenemos miedo o cuando estamos tristes, el cerebro puede creer que algunas señales no peligrosas son amenazantes y activa el dolor para que nos protejamos.

¿Cuál es la respuesta biológica frente al dolor?

Muchas veces, si se trata de un dolor muscular, óseo o articular, el cuerpo tendrá ganas de quedarse parado, de guardar reposo. Si en cambio es un dolor dentro del abdomen puede que nos cause náuseas o diarrea. Esto es así porque el cuerpo interpreta en el primer caso que podemos tener una fractura o una rotura por ejemplo que precisen reposo para sanar. En el segundo caso puede interpretar que hemos comido algo en mal estado y es preciso expulsarlo cuanto antes.

El caso que comentaba antes de que haya dolor sin daño se da en personas que tienen una sensibilización de su sistema nervioso central. Es decir, que activan el programa de alarma al mínimo indicio de nocividad. Esto no quiere decir que estas personas se inventen su dolor, el dolor siempre es real.

El dolor en los niños y niñas

Si trasladamos esto a la población infantil, nos daremos cuenta de que muchas veces se quejan de dolores atroces cuando vistos desde fuera no nos parecen tan graves. ¿A quién no le ha pasado que su peque viene con un rasguño y llora como si le hubieran amputado un brazo? En esa situación a muchos adultos les sale (nos sale) quitarle importancia al dolor, decir que no es nada, y no sería malo explicarle que lo que le ha pasado no es grave pero sí debemos evitar frases del tipo No llores, Esto no es nada, Esto no puede dolerte tanto, Eres muy quejica, etcétera. Es como decirle que tú tienes la verdad absoluta y que incluso sabes mejor que él o ella lo que siente su cuerpo. Inválidas su percepción y haces que dude de sí. Sería mejor abrazar, tranquilizar, explicar que puede doler pero no es grave, limpiar herida, soplar o hacer lo que precise la lesión. Tampoco vale de nada en ese momento decirle cosas como Ya te dije que te ibas a caer. No aporta nada en ese momento de estrés, tal vez después, cuando la situación esté calmada sí se le puede explicar si ha hecho algo peligroso que debe tener más cuidado o prestar más atención. También debe entender que en situación de cansancio todo se percibe como más doloroso. Creo que lo importante es que sepan que el dolor es algo normal que informa de un daño, que es un mensajero al que no hay que tener ya que cuando el cuerpo trabaja dentro de la fisiología, dentro de la normalidad, el dolor lo que hace es informarnos. Ahora bien, si vamos a darle este mensaje por favor, hemos de creerlo nosotras primero, no vale que se lo contemos a los peques y después nos empastillemos sin contemplaciones en lugar de indagar por qué nos duele a nosotras.

En el caso de los bebés, su sistema nervioso está aún muy inmaduro, por lo que pequeños estímulos pueden ser interpretados como dolor. Los bebés no lloran para manipularnos, simplemente no tienen otra manera de comunicarnos su disconfor. Además los bebés están emocionalmente muy conectados a sus padres por lo que perciben la ansiedad de sus mayores. Hay que tratar de mantener la calma para sostener su llanto con paciencia y sin angustia y una vez más, si dudamos, es mejor pecar de precavidos, y acudir al médico a por un diagnóstico.

Si leíste la entrada anterior ya sabrás que el CPFCyL celebró un concurso de cuentos para explicar el dolor a la población infantil desde un formato que ellos conocen y disfrutan. El cuento que yo escribí y que resultó ganador del certamen, El ogro que quería hablar, remarca especialmente el hecho de que el dolor es una alarma que no hay que acallar sin tratar primero de averiguar qué la ha activado. De momento no puede leerse en ningún sitio pero espero que pronto eso cambie 😉.

2 comentarios en “Explicando el dolor

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